Un rico y avariento acudió ante un maestro viejo y sabio en busca de consejo, el cual lo acercó a una ventana y le dijo:
-Mira a través del cristal y dime qué ves
-Veo gente, mucha gente
Después lo llevó ante un espejo y le preguntó.
- ¿Y ahora qué observas?
-Me veo a mi mismo
Entonces el maestro le dijo:
- Cuando te acercaste a la ventana, miraste a través de un cristal igual que del espejo. La diferencia es que para transformar el cristal en espejo hay que ponerle una delgada capa de plata, y casi siempre que hay plata de por medio, ya no vemos a o demás sino que nos miramos a nosotros mismos.
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