lunes, 7 de marzo de 2011

Tú mi inspiración

Calidez que perdura,
son tus recuerdos
semilla que germino
Tú sal y agua en mi vida,
Tú mi inspiración
En mi vientre otras vidas
Dulzura de noches pasadas
lágrimas de ausencia
y recuerdo del pasado
con la fuerza de mi ser.

Hoy mi fuerza al caminar
y la añoranza de caricias
hoy mi sequedad
que me nutre y da sabor

Tú la frescura de mi alma y los besos guardados
y mis ancias por soñar
Hoy como ayer te sigo amando
tu amor y risa
El calor de mi hogar

29/Mayo/2004

domingo, 6 de marzo de 2011

El milagro más grande del mundo. Memorándum de Dios parte 2

Caminar otro kilómetro es un privilegio del que debes apropiarte por iniciativa propia. No puedes, no debes evitarlo. El descuido de sólo hacer lo que hacen los demás, y la responsabilidad de tu fracaso son únicamente tuyos.
Ya no puedes servir recibiendo solamente la compensación que en principio será entregada, sin sufrir la pérdida de la recompensa. La causa y el efecto, medios y fines, semilla y fruto, no pueden estar separados. El efecto es la causa, el fin preexiste en los medios y el fruto está siempre en la semilla.
Camina otro kilómetro.
No te preocupes por ti mismo, ya que así servirías a un amo desagradecido. Sírvelo más.
Y en lugar de él, deja que sea yo el que está endeudado, y así sabrás que cada minuto, cada servicio extra, será remunerado. Mientras mayor sea el pago retenido, mejor será para ti... y el interés compuesto en el interés compuesto es el beneficio más grande de la ley.
No puedes ordenar el éxito, sólo puedes merecerlo... y ahora conoces el gran secreto necesario para merecer su extraña recompensa.
¡Camina otro kilómetro!
¿En dónde se encuentra el campo desde el cual gritaste que no existía una oportunidad? ¡Observa! Mira a tu alrededor. Ve que, en donde sólo ayer te revolcabas en la autocompasión, ahora caminas erguido sobre una alfombra de oro. Nada ha cambiado... excepto tú, pero tú lo eres todo.
Eres mi milagro más grande.
Eres el milagro más grande del mundo.
Y ahora las leyes de la felicidad y el éxito son tres.
¡Cuenta tus dones! ¡Proclama tu individualidad! ¡Camina otro kilómetro!
Sé paciente con tu progreso. Para contar tus dones con gratitud, para proclamar tu individualidad con orgullo, para caminar un kilómetro más y después otro, estos actos no pueden hacerse en un abrir y cerrar de ojos. Pues lo que obtienes con mayor dificultad, lo retienes durante más tiempo; como aquellos que ganan una fortuna son más cuidadosos con ella que aquellos que la heredan.
Y no temas entrar a tu nueva vida. Toda adquisición noble se obtiene con sus riesgos. Quien teme encontrar algo, no debe esperar obtener lo otro. Ahora sabes que eres un milagro. Y no existe el temor en un milagro.
Sé orgulloso. No eres un capricho momentáneo de un creador descuidado que hace experimentos en el laboratorio de la vida. No eres un esclavo de fuerzas que no puedes comprender. Eres una manifestación libre de mí ser, de mi amor. Fuiste creado con un propósito.
Siente mi mano. Escucha mis palabras.
Me necesitas... y yo te necesito.
Tenemos un mundo que reconstruir... y si se necesita de un milagro, ¿que es eso para nosotros? Ambos somos milagros y ahora nos tenemos el uno al otro.
Jamás he perdido la fe en ti desde aquel día en que por primera vez te salvé de la ola gigantesca y te arrojé desamparado sobre la playa. De la forma en que mides el tiempo, esto tuvo lugar hace más de quinientos millones de años. Hubo muchos modelos, muchos cortes, mu­chas tallas antes de que alcanzara la perfección en ti, hace más de treinta mil años. No he hecho un esfuerzo poste­rior para mejorarte a últimas fechas.
¿Pues cómo voy a mejorar un milagro? Eras una maravilla que contemplar y me sentía satisfecho. Te di este mundo y el dominio sobre el. Después, para que fueras capaz de alcanzar el máximo de tu potencial, posé mi mano sobre ti, una vez más, y te doté de poderes desconocidos para todas las demás criaturas, del universo, aun hasta hoy.
Te di el poder de pensar.
Te di el poder de amar.
Te di el poder de determinar.
Te di el poder de reír.
Te di el poder de imaginar.
Te di el poder de crear.
Te di el poder de planear.
Te di el poder de hablar.
Te di el poder de rezar.
Mi orgullo es que no conocías ataduras. Eras mi creación última, mi mayor milagro. Un ser vivo completo. Uno que puede adaptarse a cualquier clima, a cualquier trabajo pesado, a cualquier desafío. Uno que puede crear su propio destino sin ninguna interferencia por mi parte. Uno que puede traducir cualquier sensación, o percepción, no por el instinto, sino mediante el pensamiento y el análisis en cualquier acción que sea mejor para él y para toda la humanidad.
Así pues, llegamos a la cuarta ley del éxito y la felicidad... ya que te di un poder más, un poder tan grande que ni los ángeles lo poseen.
Te di... el poder de elección.
Con este regalo te situé por encima de mis ángeles... ya que los ángeles no son libres para escoger el pecado. Te di dominio total sobre tu propio destino. Te dije que determinaras por ti mismo tu propia naturaleza de acuerdo, con tu propia voluntad. No siendo ni divino ni terrestre por naturaleza fuiste libre de modelarte en la forma en que prefirieras. Poseías el poder de elección para degenerar en la forma más baja de vida, pero también tenías el poder, fuera del juicio de tu alma, de renacer en la forma más elevada, que es divina.
Nunca te he quitado tu gran poder, o sea, el de elección.
¿Qué has hecho con esta tremenda fuerza? Mírate. Piensa en las elecciones que has hecho en tu vida y recuerda, ahora, aquellos amargos momentos en los que caerías de rodillas si tan sólo tuvieras la oportunidad de elegir nuevamente.
Lo pasado,  asado esta... y ahora conoces la cuarta gran ley para la felicidad y el éxito... Usa sabiamente tu poder de elección.
Elige amar... en lugar de odiar.
Elige reír... en lugar de llorar.
Elige crear... en lugar de destruir.
Elige perseverar... en lugar de renunciar.
Elige alabar... en lugar de criticar.
Elige curar... en lugar de herir.
Elige dar... en lugar de robar.
Elige actuar... en lugar de aplazar.
Elige crecer... en lugar de consumirte.
Elige bendecir... en lugar de blasfemar.
Elige vivir... en lugar de morir.
Ahora sabes que tus desventuras no eran mi voluntad, ya que todos los poderes empleados sobre ti, y el monto de acciones y pensamientos que te situaron en el rechazo de la humanidad eran lo que tú hacías, no yo. Mis regalos de poder eran demasiado grandes para tu pequeña na­turaleza. Ahora te has vuelto grande y sabio, y los frutos de la tierra serán para ti.
Eres algo más que un ser humano, eres un ser humano digno.
Eres capaz de realizar maravillas. Tu potencialidad es ilimitada. ¿Cuál otra de mis criaturas ha dominado al fuego? ¿Cuál otra de mis criaturas ha conquistado la gravedad; ha caminado por los cielos; ha dominado la enfermedad, la peste y la sequía?
¡Nunca menosprecies nuevamente a tu persona!
¡No te rebajes por las cosas insignificantes de la vida! ¡Nunca ocultes tus talentos, de ahora en adelante!
Recuerda al niño que dijo: "Cuando sea un niño grande". ¿Pero que es eso? Los niños grandes dicen: "Cuando crezca". Y los adultos dicen: "Cuando me case". Pero, ¿después de todo, que es estar casado? El pensamiento entonces cambia a: "Cuando me jubile". Y entonces, llega la jubilación y observa el panorama de lo hecho; un viento helado pasa sobre eso y de alguna forma lo ha perdido y se ha ido.
Disfruta este día, hoy... y mañana disfruta mañana.
Has realizado el milagro más grande del mundo.
Has regresado de la muerte viviente.
Nunca más sentirás autocompasión y cada nuevo día será un desafío y una alegría.
Has nacido nuevamente... pero igual que antes pue­des elegir entre el fracaso y la desesperación o el éxito y la felicidad. La elección es tuya. La elección es exclusivamente tuya. Yo solamente puedo observarte, como antes... orgulloso... o apenado.
Recuerda entonces las cuatro leyes de la felicidad y el éxito.
Anota tus dones.
Proclama tu individualidad.
Camina otro kilómetro.
Usa sabiamente tu poder de elección.
Y algo más, para complementar las otras cuatro leyes.
Haz todo con amor... amor por ti, amor por otros y amor por mí.
Seca tus lágrimas. Sal, toma mi mano y mantente erguido.
Permíteme quitarte las mortajas que te atan.
Este día ha sido notificado.

¡TÚ ERES EL MILAGRO MÁS GRANDE DEL MUNDO!

Bueno quise compartirles este memorandum extraido del libro "El milagro más grande del mundo" de Og Mandino porque para mi este ha sido 1 de los libros más importantes que he leido, fue un libro que me envio una persona muy especial y que me hizo darme cuenta de mis debilidades y cambiarlas por fortelzas darme cuenta de que yo estaba muriendo en vida, y que sin embargo puedo hacer la diferencia conviertiendome en el milagro más grande del mundo, y en una personas nueva y mejor dicen que las cosas llegan cuando deben de llegar y pasan por una razón y este libro llego justo en el momento indicado y bueno creo que no es bueno quedarse con las cosas si no compartirlas por eso les comparto esto esta larguisimo pero bueno a mi parecer es algo que vale la pena ojalá les guste y comenten !

El milagro más grande del mundo. Memorandum de Dios parte 1

Este fragmento del libro "El milagro más grande del mundo" lo escribiré en dos partes porque si esta largo y en la segunda parte les escribiré un comentario sobre este memorándum.


                                                               Memorándum de Dios
Para: Ti
De: Dios

Pide consejo.
Escucho tu lamento.
Éste atraviesa la oscuridad, se filtra entre las nubes, se mezcla con la luz de las estrellas, y encuentra su camino hacia mi corazón montado en un rayo del sol.
Me he angustiado al escuchar el lamento de una liebre atrapada en el cepo, por el gorrión que ha caído de su nido, por un niño que yace en una charca, o por el hijo que derrama su sangre en una cruz.
Sabe también que te escucho. Está en paz. Está tranquilo.
Tengo consuelo para tu pena, ya que conozco su causa... y su cura.
Lloras por todos tus sueños infantiles que se han desvanecido con los años.
Lloras por tu dignidad que ha sido corrompida por el fracaso.
Lloras porque tu potencialidad ha sido cambiada por seguridad.
Lloras por toda su individualidad que ha sido piso­teada por la gente.
Lloras por todo tu talento que ha sido desperdiciado por el mal uso.
Te consideras desgraciado y te volteas aterrado a causa de la imagen que ves en el estanque. ¿Quién es esta mofa humana que te observa con insensibles ojos  de vergüenza?
¿En dónde esta la gracia de tus modales, la belleza  de tu figura, tu agilidad de movimientos, tu claridad de pensamiento, el esplendor de tu conversación? ¿Quien se robó tus bienes? ¿Conoces la identidad del ladrón, como la conozco yo?
En una ocasión posaste la cabeza en una almohada de hierba en el campo de tu padre y observaste una catedral de nubes y supiste que, a su tiempo, todo el oro de Babilonia sería tuyo.
En una ocasión leíste muchos libros y escribiste muchas cuartillas, convencido, sin temor a equivocarte, que igualarías y superarías toda la sabiduría de Salomón.
 Y las estaciones desembocarían en los años hasta la eternidad; serías el rey supremo en tu propio paraíso.
¿Recuerdas quien implantó en tu ser aquellos planes, sueños y semillas de esperanza?
No puedes recordarlo.
No recuerdas ese momento en el cual emergiste del vientre de tu madre y posé mi mano sobre tu suave frente.
¿Y el secreto que, murmure en tu pequeño oído cuando te concedí mis bendiciones?
¿Recuerdas nuestro secreto?
No puedes recordarlo.
El paso de los años ha destruido tus recuerdos, ya que ha llenado tu mente con el miedo, la duda, la ansiedad, el remordimiento, el odio, porque no hay lugar para los recuerdos agradables en donde habitan estas bestias.
No llores más. Estoy contigo... y este momento es la línea divisoria de tu vida. Todo eso que ha tenido lugar antes no fue más que un lapso parecido al que pasaste durmiendo en el vientre de tu madre. Lo pasado está muerto. Permite que los muertos entierren a sus muertos.
En este día regresas de tu muerte viviente.
Este día, al igual que Elías con el hijo de la viuda, me extiendo sobre ti tres veces y te devuelvo la vida.
En este día, al igual que Eliseo, con el  hijo de la sunamita, pongo mi boca sobre la tuya, mis ojos sobre los tuyos y mis manos sobre tus manos, y tu carne recobra el calor.
En este día, al igual que Jesús en la tumba de Lázaro te ordeno que salgas de tu sepultura para empezar una nueva vida.
Este es tu aniversario. Esta es tu nueva fecha de nacimiento. Tu primera vida, al igual que en una obra de teatro era solamente un ensayo. Esta vez el telón está subido. Esta vez el mundo observa y espera para aplaudir. Esta vez no fallarás. Enciende tus velas. Comparte tu pastel. Sirve el vino. Has renacido,
Al igual que una mariposa al salir de su crisálida, volarás... vuela tan alto como desees, y ni las avispas ni las libélulas ni las cadenas de la humanidad obstaculizarán tu misión o búsqueda de las verdaderas riquezas dé la vida.
Siente mi mano sobre tu cabeza.
Atiende a mi sabiduría.
Déjame compartir contigo, otra vez, el secreto que escuchaste a la hora de tu nacimiento y que has olvidado.
Tú eres el milagro más grande.
Eres el milagro más grande del mundo.
Ésas fueron las primeras palabras que escuchaste. Después lloraste. Todos lloran.
Entonces no me creíste... y nada que corrija tu incredulidad ha pasado en los años intermedios. ¿Cómo podrías ser un milagro cuando te consideras un fracaso hacia las tareas más sencillas? ¿Cómo puedes ser un milagro cuando tienes poca confianza para manejar la más trivial de las responsabilidades? ¿Como es posible que seas un milagro cuando llega a estremecerte la duda y permaneces alerta sobre cómo obtener el alimento de mañana?
Es suficiente. La leche que se derrama es amarga. Sin embargo, ¿cuántos profetas, cuántos sabios, cuantos poetas, cuantos artistas, cuántos compositores, cuántos científicos, cuántos filósofos y mensajeros he enviado para que te hablaran de tu divinidad, de tu potencialidad para asemejarte a mí, y los secretos para lograrlo? ¿Cómo les trataste?
Sin embargo, te sigo amando y estoy contigo ahora a través de estas palabras, para cumplir con el profeta que anuncia que el Señor posará nuevamente su mano, por segunda ocasión, para recuperar los indicios de su pueblo.
He posado mi mano nuevamente.
Esta es la segunda vez.
Eres mi indicio.
Es inútil preguntar, ¿no sabías, no escuchaste, no se te dijo desde el principio? ¿No entendiste la creación de la Tierra?
No has sabido; no has escuchado; no has entendido.
Se te ha dicho que eres una divinidad en desgracia, un dios que juega a hacer el tonto.
Se te ha dicho que eres una pieza especial del trabajo, noble en razón, infinito en facultades, expreso y admirable en forma y movimiento igual que un ángel en acción, como un dios encarcelado.
Se te ha dicho que eres la sal de la tierra.
Se te dio hasta el secreto para mover montañas, para realizar lo imposible.
No le creíste a nadie. Quemaste tu mapa de la felicidad; abandonaste tu derecho a tener paz mental; apagaste las velas que habían sido colocadas a lo largo de tu ruta hacia la gloria, y después vacilaste, perdido y aterrado, en la oscuridad de la futilidad y la autocompasión, hasta que caíste en el infierno que era tu propia creación.
Entonces lloraste y golpeaste tu pecho y maldijiste la suerte que se había adueñado de ti. Rehusaste aceptar las consecuencias de tus propios pensamientos mezquinos e insignificantes acciones, y buscaste un chivo expiatorio a quien culpar de tu fracaso. ¡Con cuanta rapidez lo encontraste!
¡Me culpaste a mí!
¡Gritaste que tus defectos, tus mediocridades, tu falta de oportunidad, tus fallas... eran la voluntad de Dios!
¡Estabas equivocado!
Hagamos un inventario. Primero hagamos la cuenta de tus defectos. ¿Como voy a pedirte que construyas una nueva vida si no cuentas con las herramientas?
¿Estás ciego? ¿Sale y se mete el sol sin que tú lo atestigües?
No. Puedes ver... y los cien millones de receptores que deposité en tus ojos te permiten gozar de la magia de una hoja, de un copo de nieve, de un estanque, una águila, un niño, una nube, una estrella, una rosa, el arco iris... y la mirada del amor. Anota un don.
¿Estás sordo? ¿Puede reír o llorar un bebé sin que te des cuenta?
No. Puedes oír... y los veinticuatro mil filamentos que puse en cada uno de tus oídos vibran con el viento de la arboleda, con las marcas que chocan contra las rocas, con la majestuosidad de una ópera, con el canto de un petirrojo, con el juego de los niños... y con la palabra te amo. Anota otro don.
¿Eres mudo? ¿Se mueven tus labios y solo emiten saliva?
No. Puedes hablar... ninguna otra de mis criaturas puede hacerlo, y tus palabras pueden calmar al enojado, animar al abatido, estimular al cobarde, alegrar al triste, acompañar al solitario, premiar al valeroso, alentar al vencido, enseñar al ignorante... y decir te amo. Anota otro don.
Estás paralítico? ¿Ocasiona tu invalidez que te despojen de tu tierra?
No. Te puedes mover. No eres un árbol condenado a una pequeña porción de tierra, mientras el mundo y el viento abusan de ti. Puedes pasear, correr, bailar y trabajar, ya que dentro de tu ser he diseñado quinientos músculos, doscientos huesos y siete mil nervios que están sincronizados para obedecerte. Anota otro don.
¿Ni amas ni te aman? ¿Te oprime la soledad día y noche?
No. Jamás. Ahora conoces el secreto del amor, que consiste en que para recibir amor debe entregarse sin reciprocidad. Amar por satisfacción u orgullo, no es amar. El amor es un regalo por el cual no se exige nada a cambio. Ahora sabes que el amar sin egoísmo es su recompensa. Y aun cuando el amor no sea devuelto no está perdido, ya que el amor que no es recíproco regresará a ti y ablandará y purificará tu corazón. Anota otro don. Cuenta doble.
¿Es débil tu corazón? ¿Tiene que luchar y esforzarse para mantenerte con vida?
No. Tu corazón es fuerte. Pon tu mano sobre el pecho y siente su ritmo, bombeando hora tras hora, día y noche, treinta y seis millones de latidos al año, año tras año, despierto o dormido, impulsando la sangre a través de cien mil kilómetros de venas, arterias, y que llevan... más de dos millones de litros de sangre al año. El hombre jamás fue creado como una máquina. Anota otro don.


viernes, 4 de marzo de 2011

Para el resto de mi vida

                                                   PARA EL RESTO DE MI VIDA...

      Para el resto de mi vida existen dos días que nunca más me van a afectar.
      El primer día es ayer, con todos sus errores y lágrimas, sus tonterías y derrotas. El ayer ha pasado y permanecerá para siempre lejos de mi voluntad.
      El otro día es mañana, con todas sus trampas y amenazas, sus peligros y su misterio.
      Hasta que el sol vuelva a salir no pensaré en el mañana, pues éste todavía no ve la luz.
     Con ayuda de Dios y sólo un sía para concetrar en él todos mis esfuerzos y mi energía, el día de hoy ¡PUEDO TRIUNFAR! Solamente cuando añado el obstáculo de esas dos aterradoras eternidades, el ayer y el mañana, me encuentro en peligro de vacilar bajo el peso de mi carga. ¡NUNCA MÁS!¡ESTE ES MI DÍA! ¡ESTE ES EL ÚNICO DÍA QUE TENGO!¡HOY  ES TODO LO QUE IMPORTA! El día de hoy constituye el resto de mi vida y he decidido conducirme a lo largo de cada hora de vigilia de la siguiente forma:

       Para el resto de mi vida, en este día especial, Dios mio ayudáme:
       a prestar atención a los sabios consejos de Jesús, Confucio y Zoroastro y a tratar a cualquier persona que se encuentre, amigo o enemigo, desconocido o conocido, como yo quisiera que me tratarán a mi;
      a mantener el control de mi lengua y mi carácter, cuidándomede no hacer tonterías, de la crítica y de los insultos;
     a saludar a todos a quienes me encuentre con una sonrisa en lugar de con una mueca y con una suave palabra de aliento en lugar de dasaliento o, lo que es peor, con silencio:
     a ser comprensivo y atento ante las penas y los esfuerzos de los demás, entendiendo que en cada individuo se ocultan desgracias sin importar qué tan graves o leves puedan ser;
    a darme prisa para ser agradable con los demás, comprendiendo que la vida es desiado corta para ser vengativo y malicioso, y que termina demasiado pronto para mostrarme mezquino o cruel.

    Para el resto de mi vida, en este día especial Dios mio ayudáme:

    A seguir recordándome que para poder cosechar mayor cantidad de mazorcas en el otoño, debo sembrar mpas granos de maíz en primavera:
    a entender que la vida siempre va a recompensarme en los términos que yo establezca, y que si yo no llevo a cabo o doy más de aquello por lo que se me paga, nunca tendré motivos para exigir o esperar ninguna recompensa adicional;
   a dar siempre más de que se espera de mí, ya sea en el trabajo, o en la diversión o en el hogar:
   a trabajar con amor y estusiasmo, no importa cuál sea la tarea que deba realizar, comprendiendo que si no puedo asegurarme la felicidad con mi trabajo, nunca sabré lo que es verdadera dicha;
   a perdurar en el trabajo que he elegido incluso cuando otros hayan desistido, pues ahora ya sé que el ángel de la felicidad y el caldero de oro esperan por mí sólo al final de esfuerzo que no se impone limites

     Para el resto de mi vida, en este día especial Dios mio ayudáme:

      a defnir metas que puedan ser alcanzadas antes de que el día haya terminado, pues ahora ya sé que mudar los objetivos de una a otra hora solo puede conducir a un destino: El puerto de la miseria;
      a comprender que ninguna ruta hacia el éxito es demasiado larga si avanzo con valor y sin premura, pues no hay reconocimientos demasiado lejanos si me preparo para ellos desde ahora, con paciencia;
     a no perder jamás la fe en una mañana más brillante, pues yo sé que si continuo llamando con vigor a la puerta el tiempo suficiente de seguro despertaré a alguien;
     a recordar en forma constante que el éxito siempre tiene  un precio, y que debo estar sipuesto a equilibrar sus alegrías y recompensas con esa valiosa porción de mi vida que inevitablemente debo sacrificar para lograrlo;
    a aferarme con presteza a mis sueños y planes para una vida mejor, pues si renuncio a ellos, aún cuando siga existiendo, habré dejado de vivir;

     Para el resto de mi vida, en este día especial Dios mio ayudáme:

      a procurar realizar loq ue habita en mi interior, sabiendo que no tengo ninguna obligación de obtener grandes riquezas o triunfos, si no sólo el deber de ser honesto con lo más elevado y lo mejor de mi mismos.
      a no sucumbir jamás al temor del fracaso pues ahora sé que tendré en la emnte las metas que aún no he alcanzado en lugar de fijar mi atención en las trampas que siempre me han amenazado.
       a estrechar a la adversidad entre mis brazos como auna amiga que me enseñará mucho más acerca de mí mismo que lo que cualquiera alegre carrera exitosa y buena fortuna pudieran hacer;
       a recordar que los fracasos, incluso cuando suceden, son tan sólo la vía para el triunfo ya que cada descrubirmiento de lo que es falso me conducirá a buscar la verdad, y cada experiencia me enseñará alguna clase de error que en el futuro será cuidadosamente evitado;
      a recocijarme por lo que tengo, aunque sea poco, recordando siempre la conocida fábula del hombre que lloraba por no tener zapatos hasta que conoció a un hombre que no ténía pies;

      Para el resto de mi vida, en este día especial Dios mio ayudáme:

     a aceptarme tal como soy sin permitir jampas que mi conciencia o mi sentido del deber me obliguen a vivir de tal forma que destine mi vida exclusivamente al beneficio de otras personas.
    a darme cuenta de que  jamás debo considerar los elogios y el amor de la gente como una medida de mi valor personal, puesto que mi valor verdadero depende mucho más de cómo me siento respecto a mi mismo y en qué tan comprometido estoy con el mundo que me rodea;
     a resistir a la tentación de superar los logros de los demás, pues este deseo patético, y sin embargo bastante común, es más que un síntoma de inseguridad y debilida, y jamás llegaré a ser yi mismo si permito que otros fijen la medida de mis logros;
   a enceder todas mis acciones, tanto en el trabajo como en el juego, con chispas contates de entusiasmo, para que mi energía y celo ante cualquier cosa que esté llevando a cabo puedan superar toda clase de dificultades que de otra forma puedieran freanar mi avance;
    a recordar que para incrementar mis riquezas debo pagar su precio en tiempo y energía, pues sólo los tontos permanecen ociosos esperando que el éxito vaya a su encuentro, y ahora ya sé que la única oportunidad de conmenzar por la cima es cavando un agujero;

 Para el resto de mi vida, en este día especial Dios mio ayudáme:

   a hacer por los demás lo que me gustaría que ellos hicieran por mí; a dar más de mí mismo, cada hora que pasa de lo que se espera; a fijar metas y aferrarme con fuerza a mis sueños, a buscar lo bueno en todod los reverses que reciba, a desempeñar todas mis obligaciones con estusiasmo y amor y, sobre todas las cosas, a ser yo mismo.

    Por favor ayudáme a lograr mis propósitos, mi amigo especial, para que tal vez me pueda convertir en un trapero valioso, trabajando en tu nombre con fortaleza renovada y con la sabiduría necesaria para salvar a otros como tú me salvaste a mi. Y por encima de todas las cosas, quédate a mi lago a lo largo de todo el día de hoy...

Pag 169-174, "El regreso del trapero Simón Potter". Og Mandino

Se los comparto a mi me gusto! espero que a ustedes también y que bueno haga la diferencia para mejorar así como me la marco a mi.
     

martes, 1 de marzo de 2011

Fragmento del Libro "El Regreso del Trapero Simon Potter"

Bueno quiero compartirles un fragmento de un libro que acabo de leer y me pareció interesante y mas en este momento de mi vida!

" ¡No debemos rendirnos! A pesar del torbellino de maldad, fracaso y degradación que gira en torno a nosotros y a nuestros hijos, no debemos olvidar nunca que aún tenemos el poder y la capacidad de transformar nuestra vida y al mundo que nos rodea en un paraíso en la tierra. Nunca debemos de abandonar la esperanza, ni siquiera cuando estamos luchando por sobrevivir en medio de un océano de lágrimas.

pier Charron dijo que la desesperación es semenjante a un niño malcriado que le quitan uno de sus juguetes: tirará el resto al fuego en un arranque de furia, se convierte en su propio verdugo, y cobra venganza de sus desgracias en su propia cabeza. ¡Nunca jamás debemos permitirnos llegar a esta trágica variante del suicidio al rendirnos ante nosotros mismos!

La desesperación es la hija del miedo y puede alcanzarnos, a cualquiera de nosotros después de haber perdido la confianza de que somos capaces para enfrentarnos con los terribles problemas de la vida."

pags 158-159 El Regreso del trapero Simón Potter Og Mandino.